Segundo fragmento en OrienTapas del diario de Enrique Piña Batista. En la primera parte nos hablaba del sentido de la orientación. En esta ocasión, se centra en la tutoría, No me cansaré de recomendar las reflexiones de Kike y cómo ilustran y explican la labor desde la orientación educativa. Si te quedas con ganas de más, te recomiendo seguirle en su página en Facebook.
La reunión semanal del Departamento de Orientación con los tutores es un espacio privilegiado, en primer lugar, para conocer a la persona del tutor, de la tutora, que, como si de un capitán de un barco se tratara, va a navegar con este grupo de chicos y chicas durante un año, también coordinándose con los compañeros que intervienen en ese grupo y con los padres, madres y tutores legales de estos alumnos. Esta fase inicial pasa por una escucha atenta del tutor, de la tutora, para que, de este modo, sepamos por dónde trabajar en ese grupo. Cada persona es única y cada tutor, tutora también.
Las reuniones con los tutores son un espacio privilegiado para poder diseñar, juntos, el plan que se lleva a cabo con los alumnos en las tutorías lectivas. Esa hora semanal que los tutores tienen con sus alumnos la vamos construyendo juntos. Se trata, sobre todo, de personalizar los procesos que se están llevando a cabo. La tutoría lectiva es un tiempo que requiere una estructura, un orden y una planificación. El primer objetivo que me planteo con mis tutores es que conozcan perfectamente a los alumnos: ¿qué sienten? ¿cuáles son sus sueños? ¿qué les preocupa? ¿qué saben hacer? ¿qué artista tenemos dentro del grupo? ¿quién tiene claro lo que quiere hacer en estos próximos años? ¿quién necesita ayuda? Dentro de la hora lectiva de tutoría lo más importante es que el alumno se sienta escuchado, que se pueda hacer un STOP SEMANAL, una pausa, ante tantas horas de clase (demasiadas según mi entender) y tanto contenido academicista y tan poco contenido que desarrollara otros espacio de nuestros cerebros (bailar, pintar, hacer cerámica, cantar). El tutor para mí es el primer receptor en esto que es el saber escuchar sin prisas, sin emitir juicio alguno.
Somos compañeros y compañeras. Si hay algo que he cuidado con todo mi empeño en mi quehacer docente y como orientador es el trato con los compañeros, los profesores. Sin duda alguna, la pieza más importante de esto que llamamos comunidad educativa y que tan olvidados a veces estamos por la administración. Un claustro puede pasar por muchas y variadas etapas y momentos, algunos bien dolorosos y difíciles. Los que lleváis muchos años en los centros sabéis que este grupo humano que formamos los claustros en ocasiones pasa por dificultades. También en la vida de los centros hay momentos de choques y enfrentamientos entre compañeros: ¿Quién, en su historia docente, no tiene ese mal recuerdo de esa o ese compañero que tan mal se portó contigo y sin razón aparente, pero que te hizo un daño hondo y profundo? Son heridas que hay que sanar. Sin embargo, yo sigo optando por poner la mirada en "la botella medio llena". Este diario es un canto y un agradecimiento a esos compañeros y compañeras ante los cuales me quito el sombrero, que llegan con una sonrisa, que son eso, justamente eso, compañeros de trabajo, que están siempre dispuestos a colaborar y crean, a su alrededor, una buena onda expansiva. Con compañeros así la educación tiene más calidad, pues en este trabajo todo está interrelacionado. Un claustro unido es la mejor herramienta para alcanzar eso que llamamos las competencias básicas en nuestros alumnos. De eso se trata, al fin y al cabo, de ser competente a la hora de estar en un instituto, en lo que es la relación con los compañeros. Y si ha habido espinas o las hay, en este momento de tu vida profesional, por ese compañero que te hace sufrir, pon la mirada en otro horizonte y protégete de esa mala energía, que no construye comunidad.
¿Qué son, para mí, las reuniones semanales con los tutores? Considero ese tiempo y ese espacio, en nuestros horarios, una oportunidad para la comunicación tranquila y serena sobre la realidad de cada grupo, que ellos están tutorando. Escucharlos y que se sientan escuchados, sin prisas y de manera personalizada, es mi primer objetivo, que marca ya una dirección a esa hora de reunión semanal. Hoy con Rocío, tutora de 2º de la ESO, le decía que yo les presento,como cuando vamos a los hoteles un fin de semana, un BUFFET de ORIENTACIÓN: distintas posibilidades de actuación, materiales varios y con posiblidad de enfocarlo de muchas maneras, libros a su disposición en el departamento, alguna que otra página web o blog de orientación.... etc. Al igual que hacemos en el hotel, ya se trata de que cada tutor y tutora vaya eligiendo, de entre todo este "buffet de orientación", que es el departamento, lo que más se ajusta a sus NECESIDADES y a las características del grupo clase. En el POAT tengo recogidas todas y cada una de las líneas generales de actuación de la orientación y la tutoría en el centro, documento que se aterriza en la programación diaria que cada tutor hace, según la impronta que le quiera dar. Considero FUNDAMENTAL esta libertad a la hora de "marcar el estilo" de cada tutor: ahí radica la gran RIQUEZA de nuestro sistema educativo, en lo que cada docente aporta.
Las reuniones con los tutores son un espacio privilegiado para poder diseñar, juntos, el plan que se lleva a cabo con los alumnos en las tutorías lectivas. Esa hora semanal que los tutores tienen con sus alumnos la vamos construyendo juntos. Se trata, sobre todo, de personalizar los procesos que se están llevando a cabo. La tutoría lectiva es un tiempo que requiere una estructura, un orden y una planificación. El primer objetivo que me planteo con mis tutores es que conozcan perfectamente a los alumnos: ¿qué sienten? ¿cuáles son sus sueños? ¿qué les preocupa? ¿qué saben hacer? ¿qué artista tenemos dentro del grupo? ¿quién tiene claro lo que quiere hacer en estos próximos años? ¿quién necesita ayuda? Dentro de la hora lectiva de tutoría lo más importante es que el alumno se sienta escuchado, que se pueda hacer un STOP SEMANAL, una pausa, ante tantas horas de clase (demasiadas según mi entender) y tanto contenido academicista y tan poco contenido que desarrollara otros espacio de nuestros cerebros (bailar, pintar, hacer cerámica, cantar). El tutor para mí es el primer receptor en esto que es el saber escuchar sin prisas, sin emitir juicio alguno.
Somos compañeros y compañeras. Si hay algo que he cuidado con todo mi empeño en mi quehacer docente y como orientador es el trato con los compañeros, los profesores. Sin duda alguna, la pieza más importante de esto que llamamos comunidad educativa y que tan olvidados a veces estamos por la administración. Un claustro puede pasar por muchas y variadas etapas y momentos, algunos bien dolorosos y difíciles. Los que lleváis muchos años en los centros sabéis que este grupo humano que formamos los claustros en ocasiones pasa por dificultades. También en la vida de los centros hay momentos de choques y enfrentamientos entre compañeros: ¿Quién, en su historia docente, no tiene ese mal recuerdo de esa o ese compañero que tan mal se portó contigo y sin razón aparente, pero que te hizo un daño hondo y profundo? Son heridas que hay que sanar. Sin embargo, yo sigo optando por poner la mirada en "la botella medio llena". Este diario es un canto y un agradecimiento a esos compañeros y compañeras ante los cuales me quito el sombrero, que llegan con una sonrisa, que son eso, justamente eso, compañeros de trabajo, que están siempre dispuestos a colaborar y crean, a su alrededor, una buena onda expansiva. Con compañeros así la educación tiene más calidad, pues en este trabajo todo está interrelacionado. Un claustro unido es la mejor herramienta para alcanzar eso que llamamos las competencias básicas en nuestros alumnos. De eso se trata, al fin y al cabo, de ser competente a la hora de estar en un instituto, en lo que es la relación con los compañeros. Y si ha habido espinas o las hay, en este momento de tu vida profesional, por ese compañero que te hace sufrir, pon la mirada en otro horizonte y protégete de esa mala energía, que no construye comunidad.
¿Qué son, para mí, las reuniones semanales con los tutores? Considero ese tiempo y ese espacio, en nuestros horarios, una oportunidad para la comunicación tranquila y serena sobre la realidad de cada grupo, que ellos están tutorando. Escucharlos y que se sientan escuchados, sin prisas y de manera personalizada, es mi primer objetivo, que marca ya una dirección a esa hora de reunión semanal. Hoy con Rocío, tutora de 2º de la ESO, le decía que yo les presento,como cuando vamos a los hoteles un fin de semana, un BUFFET de ORIENTACIÓN: distintas posibilidades de actuación, materiales varios y con posiblidad de enfocarlo de muchas maneras, libros a su disposición en el departamento, alguna que otra página web o blog de orientación.... etc. Al igual que hacemos en el hotel, ya se trata de que cada tutor y tutora vaya eligiendo, de entre todo este "buffet de orientación", que es el departamento, lo que más se ajusta a sus NECESIDADES y a las características del grupo clase. En el POAT tengo recogidas todas y cada una de las líneas generales de actuación de la orientación y la tutoría en el centro, documento que se aterriza en la programación diaria que cada tutor hace, según la impronta que le quiera dar. Considero FUNDAMENTAL esta libertad a la hora de "marcar el estilo" de cada tutor: ahí radica la gran RIQUEZA de nuestro sistema educativo, en lo que cada docente aporta.
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