Hay muchas teorías sobre el apego emocional madre-hijo que presentan clasificaciones muy interesantes. Después de unos cuantos años trabajando yo también he llegado a la conclusión de que existen distintos tipos de mamás, y por tanto, niños/adultos fruto de éstas y de sus circunstancias.
Esta es mi clasificación, centrada en las madres (puesto que son las que realmente acuden a los centros y se implican más activamente); aunque bien se puede adjudicar a la figura paterna. Por supuesto, me pongo en términos fatalistas pero no me creo que nadie vea reflejada a ninguna madre conocida. Incluso a las mismas madres en varias o en todas las metáforas.
Veamos con cuántas estáis de acuerdo:
1.- La controladora aérea. Esas mamás que dicen a sus hijos cómo tienen que hacer las cosas, dónde, cuándo y con quién tienen que ir, qué tienen que decir... Esas que anulan la capacidad de decisión de sus hijos y toman el control de todos y cada uno de sus movimientos. Son madres que no dejan madurar ni ser autónomos a los hijos. Los vuelven totalmente dependientes de su control. Y Dios les libre a esos hijos salirse de la pauta marcada. Porque para esas madres es la única posible y no consienten que sus propios hijos hagan, digan o vayan donde a ellos les de la real gana. "Si me quieres, me obecedes". Son madres que realizan un estricto control de la vida de sus hijos. Necesitan estar informadas de todos y cada uno de sus movimientos. Incluso cuando éstos ya son adultos, no conciben que no se les informe de cada una de sus decisiones. "Si me quieres, me informas y además me dejas participar". Hablo de esas madres que se meten en todos los asuntos de sus hijos, sin respetar edades ni decisiones. Son esas madres que se escudan en "yo lo hago por ti", "encima de que me preocupo", "no pensé que pasara nada"... Se agotan ellas y agotan a los demás. No hay flexibilidad ni tiempo para los intereses ni las necesidades de los demás.
2.- La chantajista nata. Cuando un niño nace abre una cuenta emocional con sus padres. Muchos padres y madres aprovechan esa cuenta para realizar chantajes a lo largo de la vida del niño: "tantos pañales como te cambié, tanto dinero que me costó tu carrera, tantos juguetes como te compré, tanto que yo te dejé hacer..." La controladora aérea suele ir de la mano de la chantajista nata. "Si me quieres, me obedeces y no me criticas". Son madres que manipulan a sus hijos con casi cada información que les transmiten. "Yo te cuento esto de esta manera, para que tú interpretes esto que yo quiero que sientas". Juegan a hacer sentir culpables a sus hijos. Manipulan las emociones de éstos a su antojo. No admiten críticas ni límites. Son esas madres que dicen "yo soy así y ya no voy a cambiar". Madres acreedoras para las que sus hijos, nunca van a dejar saldadas su cuentas.
3.- La gusano. Esas madres que van de víctimas por la vida. Las que hacen sentir a los hijos la vida tan, tan desdichada que tienen y lo poco que ellos hacen para mejorarla. Son madres que "venden muy bien la pena" utilizando como las anteriores el chantaje emocional. "Tú te vas de excursión/vacaciones/cine y yo me quedó aquí sin nada que hacer..." Esas madres a las que nos les importa que sus hijos dejen de hacer las cosas típicas de su edad o de tener una vida en pareja; porque lo único que quieren es que sus hijos no se separen de ellas. Son madres egocentradas que no toleran que otras personas puedan tener una relación cercana con sus hijos. Transforman en pena (incluso en enfermedad) los celos, el egoísmo, la ira... que les produce que sus hijos puedan querer a otras personas que no sean sólo ellas. No respetan tiempos ni espacios personales. Primero están sus necesidades, por encima de todas las demás, incluidas las de sus hijos.
4.- La chupiguay. Esas madres que son no son madres, son amigas de sus hijos. Las que asumen que el mejor rol para educar a un niño es siendo su igual. No existen normas. No hay límites. Son madres que quieren estar informadas de todas y cada de una de las experiencias de sus hijos; por íntimas que sean. Esas madres que no cuestionan, que aceptan todo pero que no educan. Esas peligrosas adolescentes con papel de madre.
5.- La Rottenmeier. El polo opuesto de la chupiguay. Esa madre que no acepta, ni tolera nada que se salga de la pauta establecida en casa. Esa madre que, al igual que la controladora aérea, tiene un plan establecido para su hijo desde antes incluso de su nacimiento. Son madres que "pinchan" cuando se les cuestionan. Hay unas expectativas que se deben cumplir. "Aquí se hace lo que yo diga", "Mientras vivas en esta casa", "Lo que hagan en casa de Fulanito..." No hay posibilidad para el margen de error.
6.- La actriz. Cuánto daño hace la sociedad. El mundo está lleno de actores y actrices. La imagen social hay que cuidarla y mucho. No vaya a ser que la gente se dé cuenta de cómo somos de puertas para dentro o de los problemas y las limitaciones que puede haber en nuestro hogar. La madre actriz se preocupa en exceso y en exclusiva, de que todos los de fuera vean lo idílica que es su familia. El cuidado por la estética, la apariencia y el cuerpo, es vital para estas madres. Todo tiene que estar perfecto: la casa, la ropa, el calzado, el peinado, los complementos,... Pero no solo físicamente, también hay que cuidar la imagen cultural: se apuntan a cursos, a talleres,... Son madres que acuden a todo lo habido y por haber e histriónicas como ellas solas. Las que cuidan mucho sus relaciones sociales: "El caer bien es muy importante". El hacer ver que se preocupan aparentemente por el bien de los demás y que cuidan las redes familiares. Son esas madres que regalan a los demás a manos abiertas, que les cocinan, les llaman por teléfono... Venden una imagen de cariño irreal. Porque en realidad lo único que pretenden es evitar que vean su realidad. Como no, el entrenamiento de estas madres para que sus hijos no exploten la burbuja, comienza desde la más tierna infancia. Hay un patrón que seguir y nada puede fallar.
7.- La enciclopedia. Esas madres que saben de todo lo habido y por haber. Bien porque lo han leído, o escuchado. Son madres que tienen opinión para todo. Lo mismo saben de medicina que de repostería, de educación o de derecho. Madres que no admiten su falta de conocimiento o de información. Esas madres que en cierta medida, se confunden con las "actrices" en lo que a cuidar su imagen cultural se refiere y que nunca reconocerán sus carencias.
8.- La cuentista. Madres que cuentan la versión según San Lucas hoy y mañana le dan la vuelta. Esas madres que inculcan a sus hijos sus puntos de vista sobre la vida. Sin debate, sin argumentos, que adoctrinan en sus valores y creencias. Son madres que transmiten una información de la sociedad en general y de las personas más cercanas en particular; que dependerá de sus vivencias personales. Lo mismo que hoy cuentan lo bien que les cae Manganita, mañana dejan a los niños locos porque no la pueden soportar. Buscan crear opinión en sus hijos sobre las personas, basada única y exclusivamente en las suyas propias. Y ojo con cuestionar esas opiniones porque aquí también cabe eso de "si me críticas no me quieres".
9.- La ni-ni. Esa madre que ni estudia, ni trabaja. Simplemente se siente realizada cumpliendo con el papel de madre y ama de casa. Madres que organizan su día con otras "ninis" y lo mismo desayunan juntas después de dejar a sus hijos en el cole, hacen la ruta del colesterol, o meriendan a la salida en la terraza de un bar. Una opción apta para mujeres sin otras ambiciones en la vida que la de ser madres. Totalmente respetable, por supuesto. Aunque con una pega: la mayoría de las veces son madres que además pueden encajar en cualquiera de las otras metáforas. Incluso en más de una.
10.- La machista. Esa madre que viene de una casta donde las mujeres son más machistas que los hombres. Esas madres que educan a sus hijos en una situación superior a la de sus hermanas. Defienden y difunden ideas arcaicas, a pesar de que un pasado seguramente no tan lejano, las han perjudicado personalmente. Son esas madres a las que nos les importan que sus hijas tengan estudios ni vida profesional satisfactoria. Se conforman con que tengan una vida familiar, al menos como la que han tenido ellas. Madres que quieren nueras que perpetúen valores tradicionales, por muy retrógrados que éstos sean. Madres que están muy lejos de aceptar la diversidad en las familias, en las identidades sexuales o los cambios de género.
Todas las madres son imperfectas. No se duda aquí de su falta de afecto por los hijos. Ni mucho menos. Pero los hijos son el resultado de lo que les transmitimos desde casa. Y lo mismo que uno puede aceptar el estilo con el que le han criado y además lo puede reproducir; otros llegarán a la edad adulta (o incluso antes) y podrán ver mucho más allá.
Muchos y muchas me diréis que he caído en tópicos, pero seguro que os he hecho pensar un rato. ¿O no? Y tú, ¿qué metáforas añadirías?
Orientadora educativa.